Desde hace más de 20 años, en México se realizan dos cambios de horario: en invierno y en verano. Los cuales tienen como principal objetivo aprovechar la luz natural del día para reducir así el uso de energía eléctrica.
Fue el político, científico e inventor Benjamin Franklin, quien en el año 1784 propuso un cambio de hora por medidas de ahorro energético; sin embargo no fue hasta 1916 que Estados Unidos aplicó el primer cambio de horario, con la finalidad de ahorrar combustible en tiempo de carencias. Dos años después el cambio de hora se convirtió en una ley federal. Y ya en la Segunda Guerra Mundial, el gobierno estadounidense, por mandato oficial, obligó a todos los estados miembros a establecer el horario de verano para ahorrar recursos y energía.
En México, la medida entró en vigor el 4 de enero de 1996, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, mediante un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación en donde se indica que el cambio de horario reflejará una importante disminución en la demanda de energía eléctrica y por ende, una reducción en el consumo de los combustibles utilizados para su generación, que a su vez, disminuirá la emisión de contaminantes. Cabe mencionar que en el decreto quedaron exentos 31 municipios fronterizos de Sonora y el estado de Quintana Roo debido a que su uso horario esta sincronizado con el de Estados Unidos.
Actualmente alrededor de 60 países cambian su horario. Es importante mencionar que además de reducir el uso de energía eléctrica, tienen de fondo tanto factores económicos como comerciales por ejemplo: desde 1998 en Sonora quedó confirmado que puede tener sus propias reglas horarias debido a su relación comercial con Arizona y desde 2015, Quintana Roo pertenece al grupo de 75° oeste, por lo que va 1 hora adelante con el centro del país.
Samantha Aguilar