Ubicada en las llanuras del lago Eildon, a las afueras de Melbourne,
Australia, existió una casa que fue testigo del crecimiento de una secta a la
cual su líder Anne Hamilton-Byrne, bautizó con el nombre de La Familia.
No fue sino hasta 1987 cunado la policía
comenzó a investigar a este grupo, tras la huida de 2 de las víctimas. Se sabe
que a través de los años, la secta logró reunir un total de 28
niños los cuales fueron sometidos durante años, a torturas físicas y
psicológicas.
Anne vestía a
todos los niños de manera idéntica y les teñía el cabello de rubio platino,
eran sometidos a terribles golpizas, ayunos por días y por si fuera poco, se les administraban drogas
alucinógenas sin su consentimiento con la finalidad de alcanzar la iluminación.
Las personas que pasaban a tomar parte de “La Familia” tenían que
acatar una regla única: “Hacer
absolutamente todo lo que decía Anne" por lo que qué pensar, qué
ponerse, qué comer, con quién casarse o no casarse también eran decisiones de
ella...
Anne creía
firmemente que ella era el Cristo que había regresado para salvar al mundo. Su
culto se basaba en una mezcla de cristianismo deformado, misticismo oriental y
amenazas de invasiones alienígenas.
La estrategia de Anne era
manipular a las personas para que creyeran que estaban siendo protegidas; de
hecho, cuando fue detenida en 1993, utilizó este argumento para defenderse.
Pese a las pruebas existentes, Hamilon-Byrne
solo tuvo que pagar una multa de 5 mil dólares por delito de fraude.
El periodista Chris Johnston
y el director de cine, Rosie Jones,
llevaron a cabo un documental llamado La
Familia, que cuenta la historia de Anne
Hamilon-Byrne.
Samantha Aguilar
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