Wabi, que en términos generales significa "la elegante belleza de la humilde simplicidad", y sabi que significa "el paso del tiempo y el subsiguiente deterioro", se combinaron para formar un sentido único y fundamental para la cultura japonesa. Se podría decir que se refiere a la belleza de lo imperfecto, de lo defectuoso o lo inacabado.
Wabi-sabi, no sólo es intraducible sino que es considerado indefinible en la cultura japonesa, sin embargo es una parte fundamental de la estética que aún rigen las normas del buen gusto y la belleza en el país del sol naciente.
Inicialmente wabi-sabi se vio como una forma de apreciación austera y restringida. Actualmente el término encapsula una aceptación más relajada de lo transitorio, la naturaleza y la melancolía, que da cabida a lo imperfecto y lo incompleto.
Se podría decir que las 3 claves sobre las que se basa es “Nada es perfecto, nada es permanente y nada está completo”. Este tipo de visión estética hace referencia a la belleza de lo imperfecto, lo incompleto y lo versátil, aunque también se refiere a lo bello de las cosas modestas y humildes, de las cosas no convencionales.
La filosofía del wabi-sabi consiste en disfrutar del presente y encontrar la paz y la armonía en la naturaleza y en las pequeñas cosas y también aceptar pacíficamente el ciclo natural de crecimiento y decadencia. La belleza está íntimamente entrelazada con la imperfección y la impermanencia de las cosas y en aceptar pacífica y serenamente, el ciclo natural de crecimiento y decadencia inherente a la vida.
Esta corriente se originó en el taoísmo y luego se transmitió al budismo zen, que ve en los conceptos de wabi-sabi una liberación del mundo material y la trascendencia hacia una vida más sencilla aprendiendo a disfrutar de los momentos tal y como vienen, sin expectativas.
Samantha Aguilar
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