La naturaleza no deja de sorprendernos y es que en Alaska existe una rana que pasa 6 meses congelada, debido a las bajas temperaturas, para después volver a la vida, se trata de las ranas de la madera.
La rana de la madera es un anfibio pequeño que mide de 4 a 7 centímetro y es conocida por su capacidad de sobrevivir en temperaturas extremas (-20°C). Puede vivir congelada, con el corazón totalmente detenido, sin respirar y cero actividad cerebral hasta por 5 meses; cuando el clima comienza a calentar, se despierta y en pocas horas reinicia su vida como si nada hubiese pasado. El secreto está en que su cuerpo impide que se formen cristales de hielo en las células de los órganos, es decir que evita la hipotermia.
A diferencia de la mayoría de las especies que reducen al mínimo su metabolismo mientras aguardan por el fin del invierno, el organismo de la rana de la madera se detiene por completo. De hecho, el 65% de su cuerpo alcanza el punto de congelación. Lo único que se mantiene fresco y en forma líquida es el conjunto de órganos vitales, lo que permite que durante la primavera vuelva a la vida pero ¿cómo logra esto?
Su secreto radica en que su hígado produce suficiente glucosa con enorme poder anticongelante lo que consigue que los fluidos celulares se mantengan inalterables y preserva los niveles óptimos de hidratación; pero además su sangre contiene un gran número de nucleoproteínas, un conjunto de nucleótidos y proteínas que potencian que el hielo que se genera no lo haga en forma de grandes cristales.
Cuando la temperatura sube, el corazón de la rana es el primer órgano en entrar en acción, lo que facilita la circulación por lo que el resto del sistema orgánico puede empezar a operar con normalidad. A este proceso se le conoce como crioprotección.
Samantha Aguilar
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