jueves, 29 de octubre de 2015

EL COLOSO DE RODAS

MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO



Tras la muerte de Alejandro Magno (356-323), el Imperio Magno se dividió. Ptolomeo I quedó al mando de la isla de Rodas y Egipto lo que ocasionó el disgusto de Antígono I por lo que en el año  305 a.C. mandó a su hijo Demetrio junto con su ejército a apoderarse de Rodas, sin embargo Ptolomeo resultó vencedor obligando a sus adversarios a huir dejando sus posesiones atrás.

Tras la victoria, el pueblo de Rodas decidió celebrar construyendo una escultura, de gigantes proporciones, de Helios (Dios del Sol) utilizando las pertenencias dejadas por el ejército de Demetrio. Se decidió construir la estatua junto al puerto, que se erigiría sobre una plataforma de mármol, que se usaría hierro para el esqueleto el cual después se cubriría de bronce y que la altura total sería de 50 metros. Tras 12 años de trabajo bajo el mando del escultor griego Cares de Lindos, finalmente la escultura se terminó en el año 282 a.C., y desde un inicio fue conocida como el Coloso de Rodas.

El Coloso representaba a un joven atlético, tal vez parecido físicamente a Alejandro Magno. El interior de la escultura estaba hueca por lo que para mantenerla de pie, la rellenaron de piedras hasta la cintura y en la parte superior había una escalera que conducía hasta la torre de fuego, ubicada en la cabeza.

Se dice que durante la noche se prendía la torre, la cual servía como guía a los navegantes y además que durante años, miles de turistas viajaron a la isla sólo para ver de cerca la impresionante escultura, ya que aunque era posible divisarla desde varios kilómetros de distancia, nada se comparaba con admirarla de cerca y mucho menos, entrar a la ciudad atravesando sus enormes piernas.

En el año 226 a.C. un terremoto azotó la isla ocasionando graves daños pero sin lugar a dudas el más significativo fue el derrumbe del Coloso. Ante esta desgracia, Ptolomeo III propuso reconstruirlo sin embargo al consultar al oráculo, desistieron de estos planes ya que se les informó que el mismo Helios había ocasionado el terremoto con la finalidad de destruir la escultura debido a que la consideraba una gran ofensa.

Durante años, los restos quedaron intactos justo en el lugar donde habían caído por lo que los turistas no disminuyeron ya que seguía siendo sorprendente ver al Coloso. No fue hasta el año 654 d.C., que los musulmanes se apoderaron de los restos de la estatua, los cuales fueron vendidos a un judío y desde entonces no se tienen registro alguno de ellos.

En muchas de las imágenes que existen en la actualidad de esta escultura, se ve a Helios de pie en la entrada del puerto con las piernas abiertas; sin embargo, varios estudios estructurales demuestran que debido a las proporciones y al material utilizado, esto no fue posible ya que hubiera colapsado debido al peso.

Fue así como despareció en su totalidad el majestuoso Coloso de Rodas, el mismo que asombró al mundo entero durante más de medio siglo.

“Pero de todos el más admirado fue el Coloso del Sol, en Rodas, hecho por Cares el Lindio, alumno del Lisipo. Esta estatua medía 70 codos de altura. Después de 66 años un terremoto la postró, pero incluso yacente es un milagro. Pocos el pulgar pueden abarcar con los brazos, sus dedos eran más grandes que la mayoría de las estatuas que tenían marfil. El vacío de sus miembros rotos se asemeja a grandes cavernas. En el interior se ven magnas rocas, con cuyo peso habían estabilizado su constitución. Doce años tardaron en terminarla y costó 300 talentos, que se consiguieron de las máquinas de guerra abandonadas por el rey Demetrio en el asedio de Rodas.”
(Plinio el Viejo, Historia natural)


Samantha Aguilar

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