martes, 18 de noviembre de 2014

SÍNDROME DE ESTOCOLMO


Se trata de una peculiar respuesta psicológica que sufren algunas personas que han sido privadas de su libertad (rehén, secuestro, campo de concentración, etc.). Las personas afectadas muestran simpatía, lealtad e incluso conformidad voluntaria con el secuestrador, a pesar de la situación riesgosa en la que se encuentran.

Los expertos aseguran que este extraño vínculo entre rehén y agresor, se debe a que ambos comparten el mismo objetivo, salir ilesos del incidente, por lo que el secuestrado suele intentar cumplir los deseos y demandas de sus captores ya que ellos son los únicos que pueden evitar una tragedia; es así como la víctima puede llegar a identificarse con los criminales.

En 1973 se llevó a acabo un robo en uno de los bancos de Estocolmo (Suecia), los delincuentes mantuvieron cautivos tanto a los empleados como a los clientes durante 6 días (del 23 de Agosto al 28 de Agosto), tiempo durante el cual algunos de los rehenes se encariñaron con los agresores por lo que al ser liberados, llegaron incluso a defenderlos rechazando a testificar en contra de ellos. Sin embargo lo más extraño sucedió cuando después de que fueran juzgados y condenados a prisión, uno de los agresores se casó con una de las rehenes.

Fue después de este suceso que el criminólogo Nils Bejerot utilizó el término Síndrome de Estocolmo para referirse a aquellos rehenes que se sienten identificados con sus captores.

En 1974, se dio otro caso de este síndrome. Patricia Hearst, nieta del magnate de la comunicación, William Randolph Hearst, fue secuestrada por el Ejército Simbionés de Liberación (SLA); la familia de la joven pagó 6 millones de dólares por su liberación, sin embargo no se supo nada de ella hasta 2 meses después cuando salió a la luz una fotografía en donde se veía a Patricia con un rifle de asalto en mano, durante un atraco del SLA a un banco. Fue allí cuando se supo que se había cambiado su nombre a Tania y que se había unido a la organización.

Aunque se trata de una reacción inusual,  se ha llegado a pensar que todas las personas que se encuentran en situación de cautiverio llegar a padecer este síndrome. Se da más seguido en rehenes en total aislamiento del mundo y cuyo único contacto son sus captores por lo que desarrollando cierto afecto hacia ellos.

Es importante mencionar que para que efectivamente se trate de este síndrome, la reacción debe ser inconsciente ya que surge como necesidad de negar la situación en la que se encuentra; se podría decir que se trata de un mecanismo de defensa ya que evita que entre en un shock emocional. Además es necesario que la víctima no se sienta agredido, maltratado ni violentado de ninguna manera.

“El llamado Síndrome de Estocolmo sólo se presenta cuando lo persona se identifica inconscientemente con su agresor, ya sea asumiendo la responsabilidad de la agresión que es objeto o imitando física o moralmente al agresor, adoptando ciertos símbolos de poder que lo caracterizan.”
(Algunos expertos en psiquiatría)

Cabe mencionar que este síndrome también puede surgir en otros casos como: abuso de menores, miembros de sectas, violencia de género y violación.


Samantha Aguilar

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