ILUSIÓN DE CRISTAL

 

Es un fenómeno psiquiátrico, dentro de los llamados síndromes culturales, que hace que quienes lo padecen se crean hechos de cristal y, por tanto, susceptibles de romperse con el más mínimo golpe.

Este síndrome fue altamente frecuente durante la Edad Media y el Renacimiento, debido a la aparición del vidrio el cual era considerado como un objeto mágico. Aquellos que sufrían dicha ilusión a pesar de verse totalmente normales, sufrían ataques de ansiedad ante la posibilidad de que otras personas se les acercaran demasiado y pusieran en peligro sus frágiles extremidades. Esta creencia iba de la mano de un elevado nivel de pánico a la idea de quebrarse o romperse al mínimo golpe provocando que los pacientes evitaran todo contacto físico con los demás, se ataran cojines y utilizaran atuendos reforzados para evitar posibles daños al sentarse o moverse.

Uno de los casos más antiguos y conocidos es el del monarca francés Carlos VI “El bien amado” y como “Carlos el loco” quien se vestía con una indumentaria forrada para evitar daños ante posibles caídas y permanecía inmóvil durante largas horas. El compositor Chaikovski manifestaba síntomas que hacen pensar en este trastorno, ya que temía que su cabeza cayera al suelo mientras dirigía la orquesta y se rompiera e incluso llegaba a sujetarla físicamente para evitarlo. De hecho fue una afección tan frecuente que René Descartes hizo mención a él e  incluso uno de los personajes en “El licenciado Vidriera” de Miguel de Cervantes sufre esta afección.

Al transcurso de los años tiempo y a medida que el vidrio era cada vez más frecuente y menos mitificado, este trastorno fue disminuyendo hasta que prácticamente desapareció a partir de 1830.

Este trastorno puede incluir la sensación de que todo el cuerpo es de cristal o solo algunas partes concretas, de hecho existen casos en que las personas consideran que los órganos internos son de cristal.

Samantha Aguilar