Fue la madrugada del 21 de febrero de 1978, cuando accidentalmente trabajadores de la hoy extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro se toparon con los restos arqueológicos del mayor centro de la vida religiosa de los aztecas de México-Tenochtitlan, el Templo Mayor.
Fue durante unas excavaciones para instalar cableado subterráneo cuando se toparon con el monolito de la diosa mexica Coyolxauhqui la cual fue hallada en la base de las escaleras del Templo Mayor.
A más de 43 años de su descubrimiento, en este post les contaré algunas curiosidades del Templo Mayor:
Sólo los sacerdotes y las víctimas del sacrificio podían llegar a la cima del templo. La mayoría de las ofrendas eran hombres entre los 20 y 30 años.
En la parte superior, había un adoratorio al sur dedicado a Huitzilopochtli (Dios solar y de la guerra), y otro al norte dedicado a Tláloc (Dios de la lluvia y de la fertilidad).
Este recinto “simbolizaba el centro del cosmos del que partían los cuatro rumbos del universo”. El Templo Mayor era el edificio más alto y su estructura está orientada hacia el poniente, donde cae el sol.
En 2006 se descubrió el monolito mexica más grande encontrado hasta ahora. Esta escultura tallada en piedra representa a la Diosa Tlaltecuhtli, una deidad en cuyo simbolismo recae el ciclo de la vida y la muerte.
En los trabajos arqueológicos de 2015, se descubrió una estructura de cráneos humanos. De acuerdo al arqueólogo Matos Moctezuma, el tzompantli tenía un simbolismo que mostraba el poderío mexica, “Ahí iban a parar los cráneos de decapitados en diferentes ceremonias, incluso había víctimas mexicas”.
El Proyecto Templo Mayor es el programa de investigación arqueológica del INAH que más publicaciones tiene hasta la fecha.
Samantha Aguilar
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