Se trata de un pigmento mineral sintético empleado desde la antigüedad, por su tono intenso y su gran poder cubriente; y aunque se trataba de un pigmento tóxico, fue el blanco más utilizado en las técnicas pictóricas hasta el siglo XIX, cuando se sustituyó por el blanco de cinc y posteriormente, por el blanco de titanio (Leer más…).
De hecho, el blanco de plomo fue el primer pigmento blanco sintético, el cual se descubrió en el siglo IV a.C., siendo así el pigmento artificial más antiguo. Se obtenía poniendo el metal en contacto con el vapor de un líquido ácido como el vinagre, el cual producía una reacción química que transformaba el plomo en un carbonato de plomo básico, cubriéndolo con una capa blanca la cual al rascarla se obtenía un polvo blanco, el cual resultaba una pintura excelente.
El blanco de plomo destaca entre otros pigmentos blancos por sus cualidades únicas: permite una pintura empastada y "mantecosa", permite gran opacidad y capacidad de cobertura, tiene una gran capacidad refractante siendo así más luminoso, es el de secado más rápido de todos los blancos pero también es un material sumamente sensible especialmente al ambiente y al paso del tiempo.
También se denomina cerusa, blanco de plata o albayalde. Y fue el pigmento más importante en la pintura occidental, desde la antigüedad (utilizado en China, Egipto, Grecia y Roma) hasta el siglo XX.
Cuando se utiliza este pigmento, es sumamente importante recordar que se trata de un material venenoso, por lo que se recomienda NO respirarlo (en polvo), NO ingerirlo y NO permitir que caiga sobre la piel. En caso de que nos manchemos con blanco de plomo es importante lavarnos bien inmediatamente
Samantha Aguilar
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