Actualmente,
sólo existe una réplica de ella en el Museo del Louvre, Francia que procede del tesoro de la abadía de
Saint-Denis, pero como está hecha con piezas de distintos siglos, es muy
difícil saber si en verdad se trata de la Espada
Joyeuse (La Gozosa o La Alegre).
El
mismo Museo ha datado las partes que conforman la espada: pomo de los siglos X
y XI, la mitad de la cruz del siglo XII y el agarre del siglo XIII; aún no hay
fecha para la hoja.
Esta
espada ha sido utilizada en la consagración de todos los reyes y emperadores de
Francia. El primer caso conocido fue la coronación de Felipe el Atrevido (1270).
Se
dice que en el pomo llevaba empotrado un clavo de la Santa Cruz y que la hoja
era capaz de proyectar un resplandor que cegaba a sus enemigos. Por otro lado,
en la Mitología, Bulfinch la
describe como el arma utilizada para
decapitar al comandante sarraceno Corsuble,
pero también con esta misma espada Carlomagno nombró caballero a su amigo Ogier el danés.
No
hay que olvidar que en Europa se creía que las espadas estaban relacionadas con
el poder por lo que se cuenta que Carlomagno siempre mantenía a Joyeuse cerca de él y la cuidaba en
gran medida ya que creía que si ésta se rompía, se rajaba o era robada,
entonces su poder desaparecería y su Imperio se haría pedazos junto con ella.
La
Joyeuse permaneció “oculta” en el monasterio de Saint-Denise hasta que salió
a la luz en un inventario realizado en 1505 y no fue hasta el 5 de diciembre de
1793 que llegó a Francia.
Samantha Aguilar
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