La
palabra holocausto proviene del griego y significa "sacrificio por fuego"; sin embargo, actualmente se
utiliza este término para referirse a la persecución y el asesinato sistemático
de más de 6 millones de judíos por parte del régimen nazi.
Los
alemanes tenían la creencia de que eran una raza superior, por tanto, todas
aquellas razas inferiores merecían morir: los judíos, los romaníes (gitanos), los polacos, los rusos y los
discapacitados; pero también muchos otros fueron perseguidos por motivos
políticos e ideológicos: los comunistas, los socialistas, los testigos de
Jehová y los homosexuales.
Durante
los primeros años del régimen nazi, el gobierno estableció el "Schutzhaft" (custodia
preventiva) para lo que crearon campos
de concentración cuya finalidad era detener a oponentes políticos e
ideológicos. Una vez estallada la Segunda Guerra Mundial, los alemanes crearon
ghettos, campos de tránsito y campos de trabajos forzados; en estos lugares,
los “detenidos” no sólo eran aislados de la sociedad, sino que vivían en
condiciones miserables (un prisionero recibía alrededor 1.740 calorías diarias,
cuando las mínimas indispensables son 4.800). Se dice que los nazis crearon más
de 400 ghettos.
Fue
el 20 de enero de 1942, cuando los altos mandos nazis se reunieron para
discutir la cuestión de “la solución
final” al problema judío. Entre 1942 y 1944, los nazis deportaron a
millones de judíos a los campos de exterminio, en donde fueron ejecutados en la
cámara de gas. Además, contaban con hornos capaces de eliminar 5.000 cadáveres
en 24 horas. Se dice que para 1945, los alemanes habían asesinado
aproximadamente a 2 de cada 3 judíos europeos.
Sin
lugar a dudas, el holocausto es el crimen más atroz de toda la historia ya que
no sólo terminó con la vida de millones de judíos, sino que en los campos de concentración
no sólo fueron esclavizados y torturados, también muchos de ellos formaron parte
de atroces experimentos: inoculación de enfermedades, ablación de músculos,
castración y esterilización...
“La
brutalidad inspira respeto. Las masas tienen necesidad de que alguien les infunda
miedo y las convierta en temblorosas y sometidas. No quiero que los campos de
concentración se conviertan en pensiones familiares. El terror es el más eficaz
entre todos los instrumentos políticos... Los descontentos y los desobedientes
se lo pensarán dos veces antes de enfrentarse con nosotros, cuando sepan lo que
les espera en los campos de concentración.”
(Hitler, marzo 1933)
Samantha Aguilar
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