Sin temor a equivocarme podría asegurar que todos, al menos una vez en la vida, hemos utilizado estos “nombres” para referirnos a alguien y es que estos apelativos nos resultan familiares a todos y son también muy populares.
Fulano, zutano, mengano y perengano, no existieron, al menos no existen hecho histórico alguno de personajes que llevasen estos nombres pero entonces ¿de dónde salieron estos motes?
Se trata de 4 formas gramaticales que se utilizan para referirse a alguien de quien desconocemos su nombre; estos sustantivos sí tienen un origen:
Fulano: proviene del árabe fulan, que quiere decir “persona cualquiera”.
Mengano: también es de origen árabe, man kan, cuyo significado se traduce como “quien sea”.
Zutano: se deriva del latín scitanus, que significa “sabido”.
Por su parte perengano es una palabra más actual y el menos utilizado. Hasta el momento no se han encontrado raíces en otras palabras antiguas y/o de otros idiomas.
Sobre su uso, el que más se utiliza es Fulano, cuando se habla de más de 2 personas es cuando entran en juego los otros tres nombres, siendo Mengano el segundo, seguido por Zutano y rematando solo en ocasiones por Perengano.
En pocas palabras, se podía decir que utilizamos
estos términos genéricos para referirnos a una persona de la cual desconocemos
su nombre o que por alguna razón, no queremos decirlo.
Samantha Aguilar
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