Es posible que alguna vez en nuestra vida hayamos robado algo, ya sea por travesura o por sentir un poco de adrenalina y aunque moralmente robar está mal visto y es considerado pecado, cuando llega a hacerse de manera recurrente puede llegar a considerarse un trastorno mental.
La cleptomanía es la incapacidad recurrente para resistir el impulso de robar objetos que no necesitas y que suelen tener poco valor por lo que se define como una conducta de repetición del hurto inútil y sin valor.
La cleptomanía es un trastorno de salud mental poco frecuente pero grave ya que es un tipo de trastorno de control de los impulsos; es decir, un trastorno caracterizado por problemas con el autocontrol emocional o conductual.
Aunque no se conoce la causa exacta de la cleptomanía existen algunos factores de riesgo: problemas con la serotonina (sustancia que ayuda a regular las emociones y los estados de ánimo), antecedentes familiares, lesiones cerebrales o traumatismo craneal y otras enfermedades mentales ya que por lo general las personas con cleptomanía sufren también otras enfermedades mentales.
Se sabe que la cleptomanía es más frecuente en mujeres y suele aparecer en la adolescencia; por lo general las personas que la padecen no acuden a tratamiento hasta que son derivados por el sistema judicial o para tratar algún otro trastorno psiquiátrico.
Es importante saber diferenciar la cleptomanía de la actividad de un ladrón cuyo objetivo es robar para enriquecerse o para hacerle daño al propietario del objeto robado, mientras que para el cleptómano el momento del robo ya es en sí su objetivo de hecho, suelen deshacerse de aquello que han robado, tirándolo a la basura o regalándoselo a otra persona ya que su objetivo no es ni acumular objetos ni enriquecerse con ello.
Samantha Aguilar
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