El reloj astronómico de Praga, instalado en 1410 es el reloj astronómico más antiguo del mundo aún en funcionamiento, lo que lo ha convertido en orgullo patrio y en un emblema nacional. Sin lugar a dudas, es uno de los muchos símbolos de la ciudad de Praga, una de aquellas reliquias que no se pueden dejar de ver si se visita la capital de la República Checa.
Cuenta la leyenda que el carpintero quien lo fabricó, realizó un trabajo tan fino que quienes se lo encargaron lo dejaron ciego quemándole los ojos, con la finalidad de que no pudiera replicarlo y así este reloj fuera único en el mundo. Él, a modo de venganza, decidió meterse dentro del reloj para parar por completo su mecanismo. Lo hizo a la vez que su corazón dejaba de latir.
Otra versión cuenta que Hanus cuyo nombre real era Jan Ruze, fue el maestro relojero que construyó un reloj de una belleza extraordinaria, tanto que en poco tiempo se volvió muy famoso en toda la región haciendo que los mercaderes desviaran sus rutas por Europa solamente para pasar por Praga y poder disfrutar de él. Se dice que era tanto su belleza que un supuesto aristócrata alemán hizo una oferta a Hanus para poder hacer una réplica del reloj para una ciudad de su país.
Ante tal rumor, los mandatarios de la ciudad mandaron llamar a Hanus para preguntarle si sabría hacer otro reloj como este; él creyendo que le estaban haciendo una oferta respondió que sí, por lo que le quemaron los ojos. La mayor pena Hanus fue la de no volver a ver nunca más su obra maestra, por lo que un día pidió a su ayudante que lo acompañara a tocar por última vez su reloj. Al llegar allí, Hanus metió la mano en el mecanismo y destrozó el reloj de Praga; en el proceso perdió la mano y murió desangrado allí mismo. Tuvieorn que pasar varios años hasta que se consiguió reparar el reloj astronómico de Praga.
Samantha Aguilar
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