Luková, ubicado a unos 200 km al este de Praga, es una pequeña localidad de la República Checa que cuenta con apenas 700 habitantes. Se trata de una población rural del centro de Europa que hasta el 2012 vivía solamente de la agricultura y la ganadería pero todo cambió cuando un profesor de Bellas Artes de la Universidad de Bohemia Occidental pidió a sus alumnos que buscaran un lugar abandonado donde pudieran diseñar e instalar una obra de arte.
Jakob Hadrava, un alumno de tercer año descubrió la Iglesia de San Jorge de Luková, que llevaba abandonada desde 1968, y la propuso para el proyecto. Una vez autorizado el lugar, Jakub inició con su proyecto el cual consistía en instalar 9 figuras de fantasmas a tamaño real que permanecieran sentadas en los bancos de la iglesia, como inmóviles asistentes en una especie de misa eterna.
“Yo las hice para representar las almas de los alemanes que fueron expulsados de aquí después de la 2da Guerra Mundial”. (Jakob Hadrava)
Para crear las figuras de yeso, el joven usó como modelos a varios de sus compañeros. Los feligreses, ahora cubiertos con rígidas telas blancas, representan a los fantasmas de los devotos de otros tiempos. La instalación funcionó tan bien que no solamente comenzó a atraer visitantes sino que incluso empezaron a llegar turistas de distintos países.
Gracias al buen recibimiento, Jakub pudo ampliar su obra por lo que actualmente son más de 30 los fantasmas que habitan el lugar, sin embargo la iglesia de San Jorge sigue siendo conocida como la iglesia de los 9 fantasmas.
El éxito de la instalación logró incluso que la
Iglesia católica reiniciara las actividades religiosas en el lugar, y los
creyentes volvieran a asistir a las misas, sentados entre las fantasmales
figuras.
Samantha Aguilar
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