También conocido como el “árbol de las 40
frutas”, surgió como una manifestación artística gracias al ingenio de Sam Van Aken, un profesor
estadounidense quien a base de docenas de injertos en forma de ramas de
diferentes tipos de frutales, creó esta maravilla que aboga por la preservación del medio ambiente.
"Yo lo veo como una obra de arte, un proyecto de investigación y una forma de
conservación".
(Sam Van Aken)
Sam
considera su obra como una "escultura a través de injertos" ya
que el procedimiento consiste en realizar sutiles cortes en el tronco para
después incorporar una rama nueva. Tras zanjar la herida, la grieta cicatriza y
la rama continúa su ciclo de vida creciendo junto al tronco. La clave del éxito
radica en el hecho de que muchos de sus frutos poseen una estructura
cromosómica similar, logrando así su unión con el árbol madre.
Debido al procedimiento utilizado para crear
esta obra de arte, no es de extrañar que se haya asociado con Frankenstein, de allí que se le conozca
con este nombre.
El objetivo del artista es el de crear
"el árbol de las 100 frutas". Hasta el momento, Van Aken ha plantado 16 árboles en 7
estados de Estados Unidos.
Samantha
Aguilar
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