En el año 1930, un hecho insólito ocurrió en el lago Anjikuni, ubicado al norte de Canadá, todo un pueblo de la cultura Inuit, desapareció sin dejar rastro y nunca más se supo algo de sus 1200 habitantes.
Se trataba de un pueblo que vivía de la caza y la pesca y que se asentó al borde de aquel lago para permanecer allí. Eran acogedores, razón por la cual Joe Labelle, un cazador canadiense, decidió ir al territorio Inuit para venderles pieles, como lo hacía todos los años sin embargo, esta ocasión fue diferente ya que al llegar al campamento los perros no salieron a recibirlo, ni siquiera se escuchaban sus ladridos, no había humo de las fogatas y no se escuchaban los gritos de los niños jugando.
En un inicio Labelle pensó que los Inuit habían decidido dejar la zona pero algo no cuadraba… Estaban sus casas, los kayaks destinados a la pesca se encontraban amarrados, no había huellas de pisadas ni de trineos en la nieve; las escopetas de caza se encontraban guardadas al igual que las provisiones y muchas mesas estaban listas para el almuerzo.
Al ver todo esto, Joe fue a la oficina de telégrafos para avisarle a la Policía Montada del Canadá lo ocurrido; éstos no tardaron mucho en llegar trayendo a los mejores rastreadores, pero no encontraron rastro alguno pero sí algo terrorífico: los perros atados y muertos tras haberse devorado entre ellos al no tener comida. Esto último les dio una pista irrefutable, los Inuits no habían desaparecido por voluntad propia ya que de haberlo hecho no se hubieran separado de sus perros, ya que era considerados un animal sagrado. Pero además los investigadores descubrieron que el cementerio estaba vacío, al parecer habían desenterrado a sus muertos y se los habían llevado.
En torno a esta historia se han entretejido muchas versiones. Una de ellas afirma que días antes una enorme luz verde bajó del cielo sobre el poblado Inuit, muchos creyeron que había sido una aurora boreal pero otros que algo bajó del cielo y se llevó a los 1200 habitantes. Según la propia Policía Montada del Canadá, nunca ha existido un poblado tan grande en un área tan remota, se dice que la historia apareció por primera vez en 1959 en el libro Stranger than Science de uno de los grandes propagandistas de los ovnis, el pionero de la radio Frank Edwards.
Samantha Aguilar
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