Según cuentan, Erzsébet Báthory, sobrina
de Istvan Báthory (príncipe de Transilvania y rey de Polonia),
creía que la eterna juventud se obtenía bebiendo sangre humana de jóvenes
vírgenes .
Tras los muros de su castillo, la condesa se rodeó de extraños
sirvientes con los que practicó experimentos relacionados con la alquimia y
poco a poco, comenzó a surgir en ella la idea del uso de la sangre para evitar
los efectos del envejecimiento.
Erzsébet comenzó
torturando a sus sirvientas solo por diversión: las cubría de miel y las dejaba en medio de un
jardín para deleite de los insectos, también solía dejarlas en el frío invierno fuera mientras
las congelaba con agua hasta convertirlas en estatuas de hielo. En su
lejano castillo, la Condesa tuvo todo el
tiempo y la soledad del mundo para desarrollar sus aficiones.
La muerte de su esposo el 4 de enero de 1604 radicalizó las
actuaciones crueles de la condesa. Se dice que antes de matar a las jóvenes,
las obligaba a mantener relaciones sexuales con ella, amenazándolas con distintas
formas de tortura pero se dice, que uno
de sus instrumentos de tortura preferidos era el aparato conocido como “la doncella de hierro” (http://ahorasesam.blogspot.mx/2014/10/la-doncella-de-hierro.html).
Durante más de 10 años, los lugareños veían con terror pasar el
carruaje de la condesa en busca de pobres muchachas a quienes engañaba con la
promesa de una vida mejor y las que se negaban, eran drogadas y obligadas a la
fuerza a acompañarla a su castillo.
La condesa pudo mantener en “secreto” sus rituales
sangrientos durante largo tiempo sin embargo, cuando empezaron a escasear las
doncellas, comenzó a organizar cacerías nocturnas en busca de vírgenes,
cometiendo el error de raptar a jóvenes procedentes de la nobleza. Fue así como
el asunto llegó a oídos del emperador
Matyas II, quien ordenó una investigación del castillo y al atravesar los muros, se encontraron con un terrible espectáculo
de cadáveres torturados, sangre derramada y a la propia Condesa disfrutando de
uno de sus baños de sangre. Erzsébet, fue
juzgada y condenada por brujería.
Fue así como se ganó sobrenombre de “La Condesa sangrienta”, ya que se estima que en su búsqueda de belleza
le arrebató la vida a más de 650 jóvenes, razón por la cual es considerada “la peor depredadora que haya tenido la historia
del crimen”. (Abeijón, Pilar,
Asesinos en serie. p. 108)
Samantha Aguilar
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