También conocido como principio de parsimonia, se trata de un principio filosófico que establece que cuando estamos ante varias explicaciones para un fenómeno, la más simple es la más probable.
Fue desarrollada por el monje franciscano Guillermo de Ockham en el siglo XI, quien defendía la idea de que en lugar de recurrir a explicaciones complejas, era preferible elegir razonamientos más simples y elegantes. Se trata de un atajo mental que puede ayudar a llegar a mejores explicaciones de un fenómeno al descartar hipótesis innecesariamente complejas y/o poco probables.
La navaja de Ockham se utiliza en muchos campos, como la ciencia, la filosofía, la lingüística, la informática, la estadística o la economía; ya que puede ayudar a evitar enredarse en los pensamientos y tomar decisiones basadas en demasiadas variables.
En pocas palabras, la navaja de Ockham asegura que en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable hasta que se demuestre lo contrario; sin embargo, es importante aclarar que NO establece que la explicación más sencilla sea siempre la correcta, sino que debe priorizarse hasta que aparezcan más pruebas.
Samantha Aguilar