miércoles, 21 de mayo de 2014

TITIVILLUS


Durante la Edad Media se creía que este demonio era el culpable de los errores en el trabajo de los escribas lo que ha sido un excelente pretexto para justificar los errores cometidos al momento de escribir. Es importante mencionar que en esa época la falta de atención era considerada un pecado.

La primera mención escrita de este demonio fue en el  Tractus de Penitentia (1285) de John de Gales; posteriormente, a principios del siglo XIV el  patriarca de Jerusalén, Petrus de Palude dio el sermón titulado "Fragmina psalmorum/Titivillus colligit horum" (Titivillus coleccionaba trozos de los Salmos).

“Titivillus recoge los fragmentos de estas palabras con las que llena su saco mil veces al día.)
(John de Gales, 1285)

Según las creencias, Titivillus estaba obligado a encontrar muchos errores al día, una vez terminado su labor, bajaba al infierno para registrar cada error/pecado en un libro poniendo a su lado el nombre del monje que lo había cometido; este texto sería leído el Día del Juicio Final.

Fue así como los monjes encargados de copiar los textos sagrados, empezaron a tener más cuidado y poner más atención en lo que hacían.

Para el año 1475, los errores de los escribas eran muy pocos por lo que Titivillus tuvo que buscar otras formas para cumplir su cometido como ocultarse en las iglesias tomando nota de las personas que chismeaban durante la misa, también provocaba la mala pronunciación, murmuraciones,  balbuceó de palabras…

Sin embargo, tiempo después los errores de los escribas se multiplicaron debido a la sobrecarga de trabajo pero en esta ocasión, en lugar de ver al demonio como su enemigo los monjes decidieron tomarlo como aliado ya que después de todo él los había tentado a cometerlos por lo que su presencia absolvía su culpa. Fue así como se convirtió en el “demonio patrono de los escribas.”

“No ha sido culpa mía, sino del malvado Titivillus”


Samantha Aguilar

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