Se
trata de una palabra japonesa que literalmente significa muerte por exceso de trabajo y según estadísticas, cada año acaba
con la vida de 10 mil personas ya que el 20% los japoneses dedica más de 12 horas
diarias a su trabajo. El primer caso conocido se produjo en 1969, cuando un
empleado de una importante compañía de periódicos falleció de paro cardiaco con
solo 29 años.
En
Japón, el culto al trabajo extra se instauró en los años 70 cuando los sueldos
eran bastante bajos por lo que para maximizar los ingresos, los trabajadores se
quedaban más tiempo trabajando.
Fue
así como en los 80’s, Japón ya era la
segunda economía del mundo, sin embargo el coste se empezó a contabilizar con
la muerte de los trabajadores. Hombres de mediana edad, comenzaron a morir, lo
único en común entre ellos, habían
pasado las últimas semanas de sus vidas trabajando a un ritmo demencial.
En
1987 el Ministerio de Sanidad de Japón
reconoció el fenómeno oficialmente y el
karoshi se empezó a considerar las muertes por derrames cerebrales,
infartos o suicidios. Una vez que se demuestra que un trabajador murió por karoshi, su familia recibe una
compensación de parte del gobierno. Cabe aclarar que para que se considere karoshi, el trabajador tiene que haber
trabajado más de 160 horas extra en un mes o más de 100 horas extra durante
tres meses consecutivos.
El
karoshi supone un tercio de los
suicidios anuales en Japón, suicidios que reciben el nombre de karoshisatsu, suicidios por estrés
laboral.
Samantha Aguilar
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