Se
trata de un trastorno de ansiedad
que provoca ataques de intenso miedo debido a la creencia de que algo malo va a
suceder y aunque su duración es variable, de minutos a horas, los pacientes siempre
los perciben como muy prolongados.
Hasta
ahora, se desconocen las causas que provocan estos ataques y aunque se sabe que
los genes juegan un papel importante, la verdad es que en la mayoría de los
casos, las personas que sufren de este trastorno no cuentan con ningún antecedente
familiar; sin embargo, podemos confirmar que los ataques de pánico son 2 veces
más comunes en las mujeres.
Durante
un ataque, las personas que sufren de este trastorno, presentan por lo menos 4
de los siguientes síntomas:
Entumecimiento
u hormigueo en manos, pies o cara
Mareo
o desmayo
Miedo
a morir
Miedo
a perder el control
Miedo
a una muerte inminente
Molestia
o dolor torácico
Náuseas
y malestar estomacal
Palpitaciones,
frecuencia cardíaca rápida o latidos cardíacos fuertes
Sensación
de asfixia
Sentimientos
de separación
Sentimientos
de irrealidad
Sensación
de dificultad para respirar o sofocación
Sudoración,
escalofrío o sofocos
Temblor
o estremecimiento
Es
importante mencionar que es muy común confundir una crisis de pánico con un
ataque cardiaco por lo que es recomendable acudir a un médico ante la presencia
de alguno de los síntomas para descartar algún problema mayor.
Los
ataques de pánico pueden cambiar el comportamiento y desempeño de las personas y
como no es posible predecirlos, por lo menos en las primeras etapas, los
pacientes suelen vivir con miedo a ellos ya que además, el recuerdo de un
ataque pasado puede provocar uno nuevo, por lo que este trastorno puede llegar desembocar en
agorafobia, es decir temor intenso a
los espacios abiertos o públicos.
Samantha Aguilar
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