Son versos improvisados en pareja, donde el hombre y la mujer inician
una guerra de comentarios pícaros, pero sin faltar a la moral y sin groserías. Las
bombas tienen su origen en la vaquería, fiesta que data del siglo
XVIII, cuando la actividad económica predominante era la ganadería por lo
que se hacía en honor a los grandes
hacendados; repentinamente, mientras sonaba la jarana se escuchaba un grito de “bomba” el cual interrumpía la danza y comenzaba
el pícaro diálogo.
Las bombas siempre van acompañadas con música de jarana de fondo y
siempre deben de rimar; la mayoría de ellas son piropos o halagos y aunque
algunas llegan a tener una clara
connotación sexual, nunca llegan a faltar al respeto y mucho menos a denigrar
al sexo opuesto.
Originalmente las bombas eran dichas en lengua Maya, actualmente es
más común escucharlas en español. Se piensa que la bomba yucateca es una
variación de la copla española, la cual se caracteriza por ser espontánea y
vivaz.
Ejemplos:
¡BOMBA!
Del cielo cayó un pañuelo
bordado con seda negra
aunque tu padre no quiera,
tu madre será mi suegra.
¡BOMBA!
Yo quisiera ser mosquito
para entrar en tu pabellón
y decirte despacito:
amorcito corazón.
¡BOMBA!
Al pasar por un panteón
me gritó una calavera
si no me lo vas a dar,
enséñamelo siquiera
¡BOMBA!
Del árbol cayó un pepino
todo lleno de alfileres
te voy a enseñar cochino
a respetar a las mujeres.
¡BOMBA!
Quisiera volverme suelo
que pisa tu taconeo
y así mirar lo que creo
no se mira ni en el cielo.
Samantha Aguilar
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