Cuando estamos ante una obra de
arte… ¿la vemos o la observamos? Los Magiscopios nos invita a hacernos esta
sencilla, pero complicada pregunta ya que al entrar en contacto con ellos,
podemos quedarnos con la simple idea de que se se tratan de esculturas de
vidrio, un poco frágiles, que necesitan de un soporte de metal para sostenerse
y de alguna manera existir.
Al verlos, nos recuerdan a una lupa
y por su nombre, nos hace pensar en algún microscopio, ambos instrumentos nos
permiten ver las cosas más grandes de lo que realmente son, por lo que
podríamos pensar que realmente se trata de una imagen distorsionada y fuera de
la realidad entonces… ¿Qué pasa con los Magiscopios?
Feliciano Béjar utilizó vidrios,
espejos y piezas mecánicas para darles vida y su objetivo: enseñarle a los
espectadores otra forma de ver el mundo, de ver más allá de las apariencias y
aprender a prestar atención a nuestro alrededor.
Al acercarnos a ver uno de cerca,
nos invita a jugar viendo a través de los varios espejos que lo
componen, los cuales no permiten ver nuestro alrededor de otra manera, con
otros ojos que a su vez, nos permiten descubrir cosas que a simple vista no
hubieramos notado.
Los Magiscopios nos permiten darnos
cuenta de que la “magia” se encuentra en todos lados, solo tenemos que aprender
a verla, ya que a final de cuentas, todo depende del crital con el que se mire……
“Mis Magiscopios tienen cualidades de instrumentos ópticos:
al mismo tiempo fantástico como calidoscopios y científico como telescopios.
Algunos distorsionan, otros afinan, pero siempre dan una nueva visión. Como su
nombre genérico lo indica, ellos son instrumentos para ver mágicamente- para
ver la magia y la poesía que existe alrededor de nosotros todos los días pero
que nuestros ojos indiferentes no quieren ver.”
(Feliciano Béjar Ruíz)
Samantha
Aguilar
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