lunes, 20 de febrero de 2017

DESAPARICIÓN DE LA TRIPULACIÓN DEL “MARÍA CELESTE”


En 1872, a casi 644 km de Gibraltar, fue encontrado un barco 282 toneladas navegando a toda vela por el Atlántico sin ninguna persona a bordo aunque tanto sus cosas personales, como la comida, el agua y los botes salvavidas,  permanecían intactos.

El barco partió el 5 de noviembre de  Nueva York con rumbo a Italia bajo el mando del   capitán Benjamin Briggs. En sus bodegas llevaba un cargamento de barriles de alcohol industrial y la tripulación constaba del capitán, 7 marineros y 2 pasajeras (Sophia Matilda, la esposa del capitán y su pequeña hija Sara de 2 años).

Fue el 5 de diciembre de 1872 cuando el barco británico «Dei Gratia» avistó al “María Celeste” con las velas extendidas y después de haberlo observado por varios horas y  no ver a nadie en cubierta, el capitán mandó a 3 de sus tripulantes a abordar la nave.

Después de haber explorado el barco con detenimiento, el primer oficial Oliver Deveau concluyó que los 10 tripulantes del “María Celeste” habían abandonado el barco sin embargo la pregunta obvia era el por qué ya que el barco se hallaba en buen estado; al respecto existen varias teorías:

La primera asegura que el cocinero  enloqueció y envenenó uno a uno a la tripulación, empezando por el capitán la noche del 24 de noviembre (de ahí, su última anotación en el cuaderno de bitácora) arrojando sus cadáveres por la borda. Pero al divisar el «Dei Gratia», decidió terminar con su propia vida  lanzándose a las olas.

La segunda afirma que el 4 de diciembre surgió de las aguas el temible Kraken, que con sus tentáculos barrió el puente y dirigió hacia sus fauces a toda la tripulación.

Una tercera cuenta que confiados en el buen tiempo, el contramaestre y el capitán saltaron al agua para bañarse mientras que toda la tripulación se asomaba para observarlos sin embargo, de repente una ráfaga volteó al barco de costado poniendo fin a sus vidas.

Otra versión asegura que en realidad, los tripulantes fueron capturados por los piratas…

Al parecer, tratándose del “María Celeste” cualquier explicación es posible.


Samantha Aguilar

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