lunes, 17 de octubre de 2016

BÓLIDO DE TUNGUSKA


La mañana del 30 de junio de 1908 una gran bola de fuego arrasó la región siberiana de Tunguska (norte de Rusia) y aun hoy en día, el causante de este desastre sigue siendo un misterio, aunque las teorías más aceptadas es que se trató del impacto de un asteroide o de un cometa el cual explotó un par de kilómetros por encima del suelo.

Sobre las 7 de la mañana, la cuenca del río Tunguska Podkamennaya amaneció con una ensordecedora explosión la cual pudo escucharse desde 800 km de distancia. La onda expansiva arrasó 2.150 km2 causando que aproximadamente unos 80 millones de árboles sucumbieran a su embestida y se desplomaron.

Un hongo de polvo y cenizas se elevó hasta unos 15 km de altitud y originó una lluvia de oscuros copos en toda la zona.  Durante 2 días consecutivos, las noches fueron tan brillantes (100 veces más de lo normal) que en Londres podía leerse el periódico en la calle a medianoche. La energía liberada fue de entre 10 y 15 megatones, unas mil veces la bomba de Hiroshima.

En toda Europa se registraron ondas sísmicas parecidas a las de un terremoto, así como diversos trastornos en el campo magnético terrestre además, los meteorólogos se dieron cuenta que las ondas atmosféricas producidas por la detonación habían dado 2 veces la vuelta a la Tierra.

Los supervivientes de la zona afectada la describieron como un hongo gigante que se elevaba por los aires, muchos de ellos, murieron a los pocos días debido a extrañas enfermedades.

La caída del bólido de Tunguska sigue siendo uno de los sucesos más misteriosos de la historia de la ciencia ya que las investigaciones la respecto, siguen sin ser concluyentes pero además, debido a que actualmente, en esa región de Siberia, aun quedan secuelas y anomalías.


Samantha Aguilar

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