El
sumo ha sido parte de la cultura japonesa desde sus inicios, incluso existen
“rumores” que aseguran que los mismos Dioses practicaban este deporte por lo
que los emperadores y los Shogunes lo promovieron, y fue así como el pueblo comenzó
a practicarlo.
El primer registro escrito
sobre este deporte aparece en un libro del año 712, el “Kojiki” (Crónica
de los acontecimientos antiguos)…. Se cuenta que hace aproximadamente 2500 años
Takemikazuchi, el Dios del trueno y
la espada, se enfrentó en las costas de Izumo con Takeminakata, siendo el primero el vencedor y ganando así el control
del archipiélago.
En un inicio, el sumo era
un deporte extremadamente violento por lo que los duelos concluían con la
muerte de uno de los contrincantes. En el libro del año 720, “Nihon Shoki”
(Crónicas de Japón), se narra por primera vez un combate de sumo entre
mortales, el cual se llevó a cabo en el año 23 a.C.; se enfrentaron Nomi no Sukune, un alfarero de Izumo, y
Taima no Kehaya, un indeseable del
imperio. Se dice que la batalla fue
larga pero finalmente Sukune conectó una patada mortal en el estómago y en el
pecho, ya previamente lastimados, de Kehaya. Fue así como Sukune se llevó la
victoria y se convirtió en “el padre del sumo”.
A pesar de su gran
historia, sólo existen leyendas sobre el origen de estas peleas además, resulta
imposible determinar si el sumo es un deporte completamente japonés o si fue
influenciado por distintas formas de lucha de China, Corea, Mongolia, India,
Babilonia… Sin embargo, el primer combate de sumo comprobado oficialmente, se
llevó a cabo en el año 642, cuando la Emperatriz
Kogyoku pidió a sus guardias que practicaran este deporte con la finalidad
de entretener a sus invitados coreanos.
De lo que sí podemos estar
seguros es que el sumo no es sólo un deporte sino un ritual en donde el
vencedor consigue los favores de los Dioses.
Samantha Aguilar
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