miércoles, 26 de julio de 2017

LAS BRUJAS DE SALEM


Fue en 1692 cuando en la localidad de Salem (Nueva Inglaterra) comenzó un juicio contra varias vecinas acusadas de practicar brujería.

Todo inició la mañana del 20 de enero de 1692 cuando la hija y la sobrina del nuevo reverendo, Samuel Parrish, comenzaron a sufrir ataques epiléptico, desmayos y comportamientos extraños: se arrastraban por el suelo, arrojaban objetos, se contorsionaban y convulsionaban y hablan en un idioma extraño. Al ser cuestionadas, ambas afirmaron que sentían una “presencia sobrenatural, inhumana e invisible”. Sin saber las causas, la única explicación que encuentran está en el libro del reverendo Cotton Mather 'Memorable Providences', en donde se aparece un caso brujería de una lavandera en Boston con los mismos síntomas que las niñas.

Las niñas, al verse acorraladas, acusaon a su nana Tituba, una esclava negra procedente de Barbados, quien acostumbraba hablarles a las niñas sobre sus costumbres y creencias como vudú, apariciones y hechizos. Durante el juicio, por miedo a ser asesinada, Tituba no solo confesó ser bruja sino también el haber visto al Diablo.

Poco tiempo después, más niñas y algunos niños comenzaron a sufrir los mismos síntomas: sienten como mordeduras y picaduras en la piel, hablan en idiomas  extraños y se retuercen; para lo habitantes de Salem, parecen diabólicas, por lo que la única explicación posible es que entre ellos debía de haber brujas  escondidas, ocasionando un clima de histeria colectiva y provocando que cada día surgieran más niñas embrujadas y nuevas sospechosas. hasta alcanzar el sorprendente

Entre junio y septiembre de 1692, 14 mujeres (con edades entre los 5 y 80 años) cinco y casi 80 años), 5 hombres y 2 perros fueran encontrados culpables de brujería y sentenciados a la horca. La colonia, sumida en la paranoia, llegó a acusar entre 150 y 200 personas de brujería.


Samantha Aguilar

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