Se
trata de un pueblo de las montañas del sur de Japón con tan solo 37 habitantes,
debido a que la mayoría de los oriundos migraron a las grandes ciudades luego
de que la presa y la fábrica cerraran hace unos años, muchos otros han muerto
convirtiendo así a Nagoro en prácticamente un pueblo fanatasma.
Hace
algunos años, la artista Ayano Tsukimi
(de 64 años) abandonó su hogar en Osaka para retornar a su pueblo natal, en
donde incapaz de resignarse al olvido de su tierra, hace muñecos a tamaño
natural, los cuales de cerca parecen espantapájaros sin embargo a la distancia
simulan ser personas reales.
Los
cerca de 350 muñecos le dan “vida” al pueblo y se les puede encontrar
prácticamente en todas partes: trabajando en el campo, pescando, descansando al
aire libre, tomando una siesta e incluso en la escuela.
"Mientras
tenga salud, seguiré haciendo muñecos. Me divierte mucho. Espero que los
visitantes lo disfruten y que, cuando observen las figuras, tengan que mirarlas
dos veces para asegurarse de que no son personas.”
(Ayano Tsukimi)
Samantha Aguilar
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