Sin lugar a dudas, el despertador es un gran aliado para logar despertarnos temprano, aunque también es uno de los artefactos más odiados. Resulta que el primer reloj despertador se inventó hasta el siglo XVIII, entonces… ¿Cómo le hacia la gente para despertarse a tiempo?
El prototipo más antiguo fue inventado por los griegos en torno a 250 a. C. el cual funcionaba con la marea: cuando el nivel del agua llegaba a un determinado nivel, hacía sonar un pájaro mecánico.
Durante la Edad Media, eran los grandes campanarios los encargados de marcar el comienzo del día; de hecho desde el siglo XII comenzó a instalarse el sistema de campanadas con un mecanismo que hacía bajar un martillo cada hora.
Con la llegada de la Revolución Industrial, las rutinas cambiaron drásticamente al imponer las jornadas de trabajo y los turnos en las fábricas. En Reino Unido nació la figura de los “Knocker-Uppers”, integrados por los jubilados, policías y encargados del alumbrado de las calles, quienes se dedicaban a recorrer las calles con unos palos muy largos con los que golpeaban las ventanas de las casas de los trabajadores hasta que las personas se asomaban por la ventana.
Definitivamente la industria y los horarios laborales de las fábricas fueron los que crearon la necesidad de un sistema que despertara a la gente a la misma hora todos los días, para asegurar la puntualidad de los trabajadores; fue así como surgió el primer despertador.
El primer despertador mecánico, como los conocemos hoy en día fue inventado por Levi Hutchins en 1787, aunque se trataba de un mecanismo simple ya que se simplemente era un cordelito atado a la manecilla pequeña del reloj que hacía sonar una campanita cuando llegaba a la hora que se determinaba (4 de la mañana); Para él esa hora clave eran las cuatro de la mañana. Cabe mencionar que el reloj despertador se popularizó hasta el siglo XIX.
Samantha Aguilar
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