Bajo nuestros pies se abre un mundo secreto al que el ciudadano de a pie no tiene acceso por lo que la URSS, tras acabar la II Guerra Mundial, el inicio de la Guerra Fría y el progreso nuclear, ideó un plan: el crear una línea de metro secreta.
Denominado “Proyecto D-6”, Stalin ideó un transporte subterráneo secreto el cual le permitiera moverse en caso de ataque nuclear. Fue en 1950 cuando anunciaría a sus colaboradores más cercanos su plan, llamado en clave D-6 por el KGB.
La idea era simple, construir una especie de metro secreto del que solamente tuvieran conocimientos los altos cargos del país, pero que además no sólo sirviera como refugio antinuclear, sino que conectara los principales edificios de Moscú. El proyecto conectaría el Kremlin, con los cuarteles del Servicio de Seguridad, el Aeropuerto del Gobierno de Vnúkovo-2 y el Cuartel de las Fuerzas Armadas rusas, entre otros edificios claves.
Entre los altos cargos soviéticos, el proyecto pasó a llamarse comúnmente Metro-2 el cual se supone cuenta además con una ciudad-búnker, cuya finalidad es la de esconder a los altos rangos del país, una localidad totalmente subterránea que tendría unos 2 km2, con grandes almacenes con víveres que garantizaran la supervivencia durante, al menos, 30 años.
Hasta la actualidad, no se han encontrado planos de construcción, ni documentos oficiales, ni fotos que evidencien la veracidad del Metro-2 por lo que se desconoce si se construyó o solamente se quedó en una loca idea.
Samantha Aguilar