Actualmente es muy común que antes de iniciar un
nuevo año, las personas enumeren o enlistes sus propósitos para ese año; entre
aquellos que solemos hacernos están: bajar de peso, hacer más ejercicio, leer
más, ahorrar, aprender algo nuevo, comer más saludable, viajar… pero saben de
dónde proviene esta tradición.
La verdad es que hacer propósitos de Año Nuevo es
tan antiguo como la celebración misma, la cual se remonta a hace 4000 años
(2000 a.C.) en la antigua Babilonia (hoy Irak). El nuevo año de los babilonios
comenzaba cerca del final del mes de marzo, ya que marcaba el final del
invierno y el inicio de la primavera, que era la época en que los cultivos se
plantaban para el próximo año.
En el año 153 a.C. el Senado romano decretó que el
año nuevo comenzaría el 1 de enero con la finalidad de corregir el calendario, que se había salido de
sincronía con el sol. Esta fecha no tiene ningún significado agrícola o
estacional.
Desde la época de los babilonios, se acostumbraba
hacer propósitos de año nuevo, para ellos el más común era el de devolver las herramientas agrícolas, mientras
que en la antigua Roma, el más popular era pedir el perdón de sus enemigos.
Como podemos ver, los propósitos de año nuevo
siempre han estado presentes en esta tradición y no es de extrañar, ya que en
ocasiones se trata de las metas que desde hace tiempo queremos alcanzar pero
que por una u otra cosa no lo hacemos, por lo que plantearlo como un propósito
de año nuevo, nos permite visualizarlos y alcanzarlos en un tiempo determinado,
365 días.
Samantha Aguilar
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