INSTRUMENTOS DE TORTURA
Desde el principio de los tiempos, el ser
humanos ha mostrado una increíble creatividad en la invención de un gran número
de instrumentos para infligir dolor y/o la muerte … Uno de ellos es La Rueda.
Sin lugar a dudas, la rueda
ha sido uno de los inventos más significativos en la historia de la humanidad
ya que cambió drásticamente nuestra forma de vida ya que actualmente casi
cualquier máquina posee por lo menos una de ellas; sin embargo, durante la Edad Media las personas le encontraron
un uso siniestro como una máquina de
tortura.
Se trataba básicamente de
un rueda de grandes dimensiones en donde era sujetada la víctima, debajo de él
se prendía una enorme fogata y se hacía rodar la rueda durante horas hasta que
el sujeto quedaba literalmente cocinado.
Lamentablemente, ésta no
fue la única manera en que se usó este instrumento con estos terribles fines…
Durante la Época Medieval, fue utilizada para
lograr una confesión de los acusados de herejía. Totalmente desnudo, el
“condenado” era amarrado de pies y manos sobre una rueda y cuando el verdugo la
hacía girar, sus huesos se iban rompiendo lentamente pero además, en la parte
inferior de la rueda colocaban metales incandescentes o cuchillas,
produciéndole así graves quemaduras y grandes cortes.
LA RUEDA PARA DESPEDAZAR
Fue la máquina de tortura
preferida en Alemania durante el siglo XVIII y funcionaba de la
siguiente manera: el condenado, completamente desnudo, era colocado boca arriba
en el suelo y sus miembros eran estirados al máximo antes de ser amarrados a
unas estacas, luego se colocaban trozos de madera debajo de la cadera, los codos,
las muñecas y las rodillas; era entonces cuando el verdugo podía entrar en
acción golpeando fuertemente cada uno de sus huesos, eso sí, sin que ninguno de
ellos fuera mortal. Cuando terminaban de romper casi todos sus huesos, la
víctima era desatada y sus miembros eran atorado entre los radios de una rueda,
la cual era alzada dejando al sujeto a la merced tanto de los cuervos como de
otros animales quienes lentamente lo llevaban a su muerte al irse alimentando
de él.
Otra versión de este
método consistía en amarrar a la víctima sobre una gran rueda, luego los
verdugos atestaban fuertes golpes sobre él y finalmente era abandonado para
servir de alimento a los animales cuando aún seguía con vida.
LA GRAN RUEDA
Dos ruedas de carruajes
eran tapadas con tablas, creando así un cilindro. El sujeto era amarrado a él y
era lanzado desde la cima de una colina. Mientras rodaba el cilindro, su
velocidad aumentaba, llegando a producir una fuerza como la de un choque de
auto a 200 km/h.
Samantha Aguilar
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